jueves, 6 de diciembre de 2012

Betrayal & Delete [Parte 5] - Helen Miller



No me lo podía creer e incluso pensaba que me estaban gastando una broma. Acababa de colgar a ese hombre que se hacía llamar Derek Bryant. No pude evitarlo, grité silenciosamente y me puse a dar saltitos delante de Magda.

-¿Puedo saber por qué estás tan feliz? No suele llamarte nadie aquí… al principio he pensado que te esperaban malas noticias, ya sabes, parecía un empleado de algún banco. Ya veo que voy por el mal camino, ¡cuenta!

-¡Todo lo contrario! ¡No me lo puedo creer! ¿No me estaréis gastando una broma, verdad? Es un editor de la Editorial Eagle, ¡han leído un relato que presenté en un concurso y les ha gustado!
Magda sonrió, feliz por mí, pero se quedó con las ganas de saber más.

-¿Y…?

-¡Quieren que publique una novela! ¡Increíble!

-Señoritas, ¿tengo que reñiros a vosotras también? – Aron se acercaba hacia nosotras, pidiendo silencio de forma indirecta. Tenía ya sus años al igual que Magda. Vestía unos pantalones negros y una camisa azul de manga larga, sencillo pero autoritario. Físicamente era de tez morena y tenía el cabello del color del carbón.  Su función era hacer callar a la gente dentro de la biblioteca y vigilar que no se incumplieran las normas, como por ejemplo comer en la biblioteca, robar libros,… Magda en cambio tenía un trabajo más cerrado. Respondía a las llamadas en una pequeña sala de la biblioteca y se dedicaba a negociar los transportes de libros y otras cosas de las cuales yo desconocía. Su pelo era corto y algo indomable, supongo que por la edad y tantos tintes de color castaño.

-Vamos Aron, estamos de celebraciones. Van a publicarle un libro a Helen. – Soltó Magda precipitadamente.

-¿Un libro? No sabía que ten…

-¡Espera! No he escrito ninguna novela aun, debo hacerlo y cuando lo haga lo publicarán si es que acepto el trato. No os precipitéis…

-Ponedme al día, señoritas.

-Me acaba de llamar un editor de la Editorial Eagle diciéndome que les ha gustado un relato que presenté en un concurso. Y, bueno, quieren que publique un libro en su empresa.

-Vaya… enhorabuena, Helen. Si han llegado a contactar contigo personalmente es por algo bueno. Ahora, les pido por favor señoritas, que cuando estén celebrando cosas como ésta en la oficina cierren la puerta porque se os oye des del vestíbulo.

-Lo siento, yo ya vuelvo al trabajo. – Me disculpé y salí de la habitación delante de Aron. A través de la pared de cristal, gestualmente le dije a Magda que se lo contaría todo luego.

Saqué de mi bolsillo trasero la lista que había doblado mientras bajaba las escaleras en busca del teléfono. La revisé de nuevo para saber qué me tocaba hacer en ese momento.

Yo misma realizaba esas listas. Mi trabajo consistía en colocar todos los libros que llegaban y no solo eso, debía incluirlos en la base de datos de la biblioteca, ponerles un código y finalmente colocarlos en la estantería adecuada. A veces hacía lo contrario, retiraba los libros de los estantes simplemente porque los habían descatalogado o los solicitaban en otra biblioteca.

Ese día, mi objetivo era retirar tres libros escritos en latín de la sección de idiomas clásicos y otros dos de teología. Alguien de una biblioteca situada a la otra de la ciudad necesitaba estos cinco libros para crear uno nuevo de historia, según me habían dicho a través de un correo electrónico.

Así pues, subí las escaleras que había bajado anteriormente. Cuando ya me encontraba en la primera planta, un joven de unos 16 años se me acercó tan pronto me vio. Su rostro mostraba desorientación entre tanto papel.

-Perdone, ¿trabaja aquí?

-Sí, ¿en qué puedo ayudarle?

-Estoy buscando un libro en latín que me piden en el instituto, ¿me podría decir dónde puedo encontrarlo?

Me alargó un trozo de papel de libreta. Lo cogí y leí qué ponía. Evidentemente, el título y el autor.
-Por supuesto, ahora mismo me dirigía hacia allí, sígueme.

Caminé hacia la sección de idiomas clásicos como si ese chico no hubiera interrumpido mi faena. No estaba muy lejos, solo a unos pasos. Volví a mirar su papel para no equivocarme y saqué el libro que pedía.

-Es este, ¿verdad? Aquí tienes.

-Muchas gracias.

Se sentó justamente en la mesa de al lado, abrió su mochila y sacó algunas cosas, entre ellas una libreta y un bolígrafo negro. Aproveché para darle algunos consejos.

-Si buscas algún libro en concreto, pregúntalo en recepción, allí te dirán en lugar exacto dónde se encuentra. Si no, búscalo por secciones. Esta es la sección de idiomas clásicos, por ejemplo. Una vez encuentres la sección, buscas la estantería de los libros en latín y seguidamente el nombre del autor. Todos los libros están ordenados alfabéticamente por la primera letra del apellido del autor.

-Gracias, la verdad es que no suelo venir por aquí.

-No te preocupes, a la gente le suele pasar y más la primera vez.

Sin querer molestarle más, volví a mi tarea y busqué los libros de la lista. Cuando encontré el primero, el joven me volvió a hablar.

-¿Sabes latín?

-Sí. – Quería preguntarle por el motivo pero me quedé en silencio para que se explicara.

-He empezado este año y me resulta un poco complicado.

-Creía que el latín se empezaba a partir de los 15. – Me di cuenta de quizás ese chico tenía 15 años y no 16.

-Sí, bueno, no exactamente. Latín se empieza en el último curso del instituto solo si eliges la asignatura. Yo no la elegí y ahora que he empezado el bachillerato voy algo perdido.

-Oh, vaya, yo ya no estoy muy enterada de la organización de la educación, disculpa.

-Te lo preguntaba porque no entiendo algunas cosas, si no te importa…

Dejé el libro que acababa de encontrar encima de la mesa y automáticamente busqué otro que no me costó nada encontrarlo. Se lo dejé a su lado, también encima de la mesa.

-Este libro es muy bueno. Es un traductor del español al latín y viceversa. No solo traduce, también están las definiciones y algunas normas de ortografía a seguir. No es muy complicado de entender.

-Gracias, me hará mucha falta.

Sé que ese chico no buscaba un diccionario, quería que yo misma le tradujera. Aun así, estaba segura de que el diccionario/traductor le haría más falta que yo.

-¿Tienes el carné de la biblioteca? Si es así puedes llevarte el libro a casa.

-No, tengo otro carné de otra biblioteca, hace poco que me he mudado.

-Si la biblioteca es de esta ciudad no hay problema, puedes usar el mismo en todas las bibliotecas de la ciudad.

-Está bien, muchas gracias de nuevo, me lo llevaré a casa.

Busqué los libros restantes, dos en esa misma sección y otros dos en otra. Los amontoné y los cargué como si llevara una caja, ocupando totalmente las manos.

De nuevo bajé las escaleras para dirigirme a la oficina de Magda. Podía usar un carrito y bajar por el ascensor pero me había dejado el carro en la planta superior.

Magda me vio a través del cristal y corrió hasta la puerta para abrirla.

-Gracias, ¿dónde los dejo?

-Dentro de esa caja de cartón. – Mientras los colocaba continuaba hablándome. – Aron ya se ha ido, creo que está por los pisos de arriba.

-Genial, ya podemos hablar tranquilamente. ¿Quieres que te traiga un café?

-¡Ni hablar! Siéntate y cuéntamelo todo al detalle, querida.

Me senté en una silla, situada enfrente de su escritorio.

-Un hombre llamado Derek quiere que publique una novela para su empresa, como te he dicho. Hemos quedado mañana por la mañana en el parque Agost e iremos a tomar un café para hablarlo tranquilamente. No voy a aceptar tan rápido, quiero saber todos los detalles…

-¡Me alegro tanto por ti pequeña! Es tu sueño.

-Uno de tantos… - La rectifiqué.

-Sí, ahora solo te falta un hombre rico, guapo y que te trate bien.

-Eso no es nada fácil.

Me reí de su forma de ver la vida. Magda ya llevaba un puñado de años casada y siempre me advertía de que yo no cometiera el mismo error que ella: casarme pronto.

-Ya lo creo que no. Para mañana, escoge una ropa elegante pero sin pasarte, no vaya a ser que piense que eres una fina. Sobre todo, no vayas con las manos vacías, llévate al menos una carpeta con tus relatos y por si acaso una copia del currículum.

-Vaya, si que estás enterada del tema. Lo tendré todo el cuenta Magda, muchas gracias. Espero que todo vaya bien.

-Ya verás como sí, querida.

-Cambiando de tema, ¿estos libros los vienen a buscar mañana? –Señalé los libros que acababa de meter en la caja de cartón.

-Creo que sí, ¿quieres que mire el correo y lo compruebo?

-No es necesario. Lo hecho, hecho está. Lo dejo aquí, ya lo vendrán a buscar.

-Bien dicho. –Me sonrió dándome la razón.

5 comentarios:

  1. Buuaaaaaa!!! Me gusta mucho más desde el punto de vista de Helen que de Derek!! (No me preguntes porque)

    Y me encanta el chico que estudia latín, es muy guay :333 Espero volver a verle en futuras ocasiones! :33

    Gracias por subir!! ^^

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    1. Este cap está recién salido del horno >.< (algunas partes más hechas que otras :P). Bueno, supongo que Derek te cae mal como todos e.e... el chico que estudia latín se llama Ethan y saldrá más adelante en otra ocasión, ¡sorpresa!

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  2. CHAN CHAN CHAAAAAAAN!!

    Ya tengo título para la historia, nada más y nada menos que "Betrayal & Delete"~

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  3. Bieeen! Nuevo capítulo, lo he leído un poco tarde (cosas de clase que me traen loco u.u) y encima es bastante larguito, cosa que para los que nos gusta leer y nos gusta esta historia ya nos viene bien. Sobre este capítulo quisiera comentar... ¿Me lo parece a mi, o el chico que estudia latín estaba intentando ligar con Helen? Poco más que decir a parte de eso, y de darte ánimos para que sigas con tu trabajo ^^.

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    1. ¿Trade? ¡Oh, vamos! Un día después, ya ves... Que yo sepa no está intentando ligar con ella, solo le pide algo de consejo con los estudios... Helen, 23 años... el chico (que adelanto que se llama Ethan) 16 años... NO xD.

      Suerte con los estudios ^^.

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