sábado, 24 de noviembre de 2012

??? [Parte 4] - Derek Bryant



Estuve un rato esperando en la línea telefónica y no obtenía ninguna respuesta. Colgué tras la quinta señal. Jan me miraba sin entender qué pasaba.

-¿No contesta?

-No, no hay respuesta. – Revisé de nuevo la hoja de datos personales. – No importa, voy a llamar a otro teléfono de la lista, el que acabo de marcar es un número fijo, supongo que será el de casa.

-Bueno, es normal. Quizás en este momento esté trabajando, un viernes por la mañana es muy obvio.

-¿Crees que debería llamarle al trabajo? – Dudaba de hacerlo, no quería hacerme muy pesado y molestarle mientras trabajaba.

-Pruébalo, ¿por qué no? ¿De qué trabaja? – Jan se había entusiasmado con esa chica. Los cotilleos eran su fuerte y la curiosidad de apoderaba de él.

-El número de teléfono corresponde a la biblioteca Rickdam Ham. Puede que sea bibliotecaria.

-Típico de alguien que se dedica a la escritura. Debe tener buenos conocimientos literarios.

Copié el número del papel al teléfono y deseé que esta vez contestara. Me moría de ganas por conocerla, al menos saber algo más de ella.

-Buenos días, Biblioteca Pública de Rickdam Ham. – La voz de una mujer aparentemente adulta, rozando los 40, resaltaba al otro lado del teléfono. Debo reconocer que no esperaba una voz así, ya que la fotografía que tenía presente era de una adulta joven.

-Buenos días, ¿es usted Helen Miller?

-Oh, busca a la señorita Miller, ¿puede esperarse un momento? En seguida le atiende.

La mujer, que podía entender que era una secretaria o una recepcionista, me dejó medio minuto en silencio. Jan me lanzaba miradas insinuando que quería saber qué pasaba. Yo asentí con la cabeza, indicándole que si habían contestado. Al instante, sonó la voz que estaba esperando.

-Buenos días, soy Helen Miller, ¿qué desea? – Esta vez, la voz sonaba más fina y delicada, una voz que pegaba con la mujer de la fotografía, Helen Miller.

-Hola, siento molestarla durante el trabajo.

-No se preocupe, no molesta. Usted dirá.

Jan ignoró completamente todas las novelas que aun debía editar y corregir. Se apoyó en la mesa, prestándome toda su atención.

-Me llamo Derek Bryant, le llamo desde la Editorial Eagle. Tengo entendido que su afición es escribir, ¿cierto?

-Así es. – No dijo nada más, se le notaban las ganas de saber más.

-Usted participó en un concurso literario comarcal que se realizó el pasado mes. Es verdad que no obtuvo el primer premio pero a los jueces les gustó igualmente su relato. Por eso, su relato ha llegado hasta las manos de una empresa editorial. – Hice una pequeña pausa, dejando tensión. – Nos gustaría publicar algún libro suyo.

-Me pilla usted un poco de imprevisto… presenté un relato, no un libro. Me parece una buena propuesta y la aceptaría en seguida si no fuera porque no tengo ninguna novela acabada ni siquiera empezada.

-Lo sabemos, sabemos que solo era un relato. No debe preocuparse por ello, nuestro objetivo es que escriba una novela a partir de ahora, con calma, sin prisa. Yo mismo he sido asignado para ayudarle con su escritura, soy editor.

-No sé qué decirle ahora mismo…

-No quiero una respuesta de inmediato, puede pensárselo. Es más, si lo prefiere, podemos quedar en persona para hablarlo mejor.

-Estaría bien, desearía saberlo todo al detalle antes de aceptar.

-Por supuesto, es comprensible. ¿Cuándo le va bien?

-¿Cuándo le va bien a usted?

-Hmm… ¿mañana? Siento que sea sábado, si no le va bien no se vea obligada a aceptar.

-Perfecto, ¿a las 10 de la mañana le va bien?

Pensé que realmente no me iba bien mañana por la mañana. Esa misma noche venía a visitarme Mara y por la mañana me apetecía descansar. De todas formas, no quise negarme a la propuesta.

-Sí, está bien, ahora sólo falta el lugar. ¿Sabe dónde está la cafetería Civit?

Jan, que ya apoyaba la cabeza sobre la mesa, se sobresaltó al oír el nombre.

Cuando aún vivía con Suzie vivía cerca de Helen, así que me conocía los lugares públicos y en especial la cafetería Civit, que visitaba casi todos los días.

-No, lo siento, la desconozco.

-¿Y el parque Agost?

-Sí, el parque sí.

-Quedamos allí entonces. Mañana por la mañana a las 10h en el parque Agost.

-Me parece bien, ¿desea algo más?

-No, eso es todo. Que tenga un buen día señorita Miller.

-Igualmente señor Bryant. Hasta entonces.

-Adiós.

Colgué el teléfono satisfecho por haberla encontrado. Sentía curiosidad por ella.

jueves, 15 de noviembre de 2012

U.u

Hoy no voy a subir la parte número 4, estoy agotada... he escrito, sí, pero quiero que la parte 4 sea más larga ya que a lo poco que he escrito le falta sabor. Espero poder subir mañana una parte más larga que las otras ^^.

PD: Vierneees allá vooy.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

??? [Parte 3] - Derek Bryant



-Bien pues, se llama Helen Miller y tiene 25 años. Es una mujer, sí, pero joven. Creo que no tiene ningún proyecto en mente, es decir, no tiene ninguna novela hecha por su cuenta. Lo que deseo es que la ayudes en todo lo posible. Serán horas extras que harás y que las dedicarás para ella, evidentemente, pagadas. Tu objetivo es llamarla, hablar con ella y proponerle el trato.

-¿Y cuál es el trato…? –Quería asegurarme bien de qué debía decirle a esa chica.

-Le ofrecemos un contrato para publicar su novela en nuestra editorial. Tú estarás a su servicio para todo y ella no tendrá que pagar tus horas, de eso se encarga la empresa. El trato es que los derechos sean de nuestra editorial, una vez se haya publicado el libro. Sería preferible que quedaras con ella uno de estos días y hablarle en persona. 

-¿Tienes sus datos personales?

-Aquí mismo. – Suzie tecleó varias cosas en el ordenador que tenía en frente y con rapidez salieron tres hojas de la impresora. – Tienes el nombre, edad, una foto suya, teléfono, su dirección, otros datos y el relato que presentó en el concurso.

Me pasó los tres papeles y me centré en seguida en su foto, que ocupaba toda una cara de papel. Lo que más me llamó la atención tan pronto la vi fue su cabello. Parecía habérselo teñido, ya que ese color rojo no tenía pinta de ser natural.

-No te empanes mirando su foto. – Me interrumpió Suzie, celosa.

Aparté la mirada de la foto y eché un vistazo rápido a la información.

-No vas a cambiar nunca Suzie, eres una celosa.

-Prefiero que me llames Suzzane.

Solté una risita al ver su cara de mosqueada y paré el cachondeo unos segundos después al ver que su seriedad persistía.

-Está bien, acepto el trato. Ayudaré a Helen tanto como pueda. ¿Cuáles son mis horarios y mis pagas?

-¿Es que ya estás pensando en eso? Seguro que quieres hacer pocas horas y cobrar mucho.

-Sabes que no es así, Suzie. – Volver a llamarla por su diminutivo hizo que arrugara la nariz. – Me veo capaz de hacer tantas horas como quieras con esta bella chica.

-Ya es suficiente. – Dio un golpe en la mesa para callarme. – Puedes retirarte ya, llámala, habla y queda con ella.

No tenía nada que objetar así que me levanté cuidadosamente, sin hacer mucho ruido y salí del despacho. No me molestaba que Suzie se cabreara, de hecho yo mismo la provocaba y mucho menos me daba miedo.

Jan seguía delante de su ordenador, ya se había terminado el café. Al verme sonrió y como siempre, no pudo mantenerse a decir algo.

-Se ha hecho corto, ¿no?

-No lo sé, supongo. –Le contesté mientras me sentaba. No me había fijado en el tiempo que había estado en el despacho de Suzie, no se me había pasado por la cabeza ni tampoco me interesaba.

-¿Puedo saber de qué se trata? Es raro que tú y Suzie… habléis, no sé.

-Sí, es extraño después de todo. Ha sido algo incómodo. Al parecer debo realizar un trabajillo extra para ella. Quiere introducir a una nueva escritora en la editorial y debo encargarme de ayudarla en todo lo posible.

-Menudo trabajo… estar con una mujer todo el tiempo. ¿Y quién es esa escritora? ¿Por qué ella?

-Es esta chica. – Le pasé las tres hojas que me había dado Suzie.

-¡Anda! Que mona, ¿no? ¿Ese pelo es natural?

-¡Y yo qué sé! – Dije agobiado con sus preguntas. – Suzie se ha entusiasmado con ella.

Jan me devolvió los papeles y me quedé mirándola de nuevo, pensando. Sinceramente, era mona, tal y como decía Jan.

-Al trabajo, empanado.

Le lancé a Jan una mirada asesina, evidentemente, no en serio. Acto seguido, cogí el teléfono y marqué el número de Helen.

martes, 13 de noviembre de 2012

??? [Parte 2] - Derek Bryant



Pasé por el lado de casi todas las oficinas hasta llegar a la puerta de salida de la planta, dónde habían diversos pasillos. Uno de ellos, conducía hasta el despacho de Suzie. El pasillo estaba desierto, se notaba que nadie trabajaba por allí excepto Suzie, la jefa de la planta.

Di tres golpecitos a su puerta con los nudillos y ella misma me abrió la puerta. Me pilló de improviso porque esperaba que me diera la orden para pasar y no que ella misma me abriera la puerta.

-Hola Derek, pasa y siéntate. – Ella también se sentó en su sillón.

Suzie iba muy arreglada ese día, casi bien como siempre. Su cabello era negro como el carbón, al contrario de sus ojos, que eran azules muy claros. Llevaba el cabello recogido en un moño y se podía notar algo de maquillaje en su cara. Vestía una sencilla camisa blanca y una falda de color azul marino, a conjunto con sus ojos. En su muñeca derecha llevaba un reloj plateado y en la restante una pulsera del mismo color.

El despacho era muy normal pero con mucho más nivel que una oficina como la que tenía yo. Además, a sus espaldas, toda la pared era de cristal y se podía visualizar la calle.

-¿Qué sucede? – Pregunté yo sin tener ni una mínima idea de lo que quería.

-Es algo complicado… puedo decirte con antelación que no es nada malo. Me gustaría que realizaras un pequeño trabajo extra.

-¿Qué clase de trabajo es ese? Nunca me habían hablado de los “pequeños trabajos extra”.

-No te sientas elogiado, si te he elegido a ti es porque los demás tienen demasiado trabajo como para hacer extras.

No dije nada al respecto. A veces Suzie y yo teníamos pequeños piques por problemas del pasado. Aun así, yo no la trataba como una jefa y ella no me trataba como un trabajador normal.

-¿De qué se trata? – Dije dejando de lado las rabietas.

-Me gustaría que una nueva escritora entrara en la editorial. Se trata de una chica que participó en un concurso de literatura en el cual yo hacía de jueza. Me gusta su estilo de escritura, es sencillo, nada empalagoso.

-No lo entiendo… hay una gran cola de grandes escritores que quieren formar parte de nuestra editorial y publicar sus libros con nuestra empresa, ¿por qué decides meter a una mujer que ni siquiera está en la lista?

-La mayoría de los escritores que están en espera solo quieren ganar dinero con sus libros y hacerse famosos, prefiero que acceda a la editorial ella antes que gente como esa.

-Si tú lo dices…

Yo no opinaba de la misma forma que Suzie. Toda esa gente que estaba en la lista de espera era porque no podía pagar las publicaciones de sus libros. Quien tenía dinero, publicaba su libro, quien no, se esperaba en la cola.

lunes, 12 de noviembre de 2012

??? [Parte1] - Derek Bryant



Estaba sentado, delante del ordenador, editando un último trabajo encargado. Me estaba aburriendo, ese misma mañana no había sido realmente interesante. Aparté la mirada del documento y heché una ojeada a la planta: todo el mundo absorto en su trabajo. Estábamos divididos en pequeños compartimientos a los cuales llamábamos oficinas, aunque en realidad solo era un simple y pequeño despacho. El mío era especial, más grande que los demás porque lo compartía con otro trabajador llamado Jan, que a la vez era mi mejor amigo.

En ese instante le vi llegar, había ido a por dos cafés. Era mucho más guapo que yo, el típico guapo de la planta del edificio: rubio, ojos acaramelados, alto, cuerpo musculado… aunque eso último no lo hacía notar mucho. Llevaba unas gafas rectangulares que le hacían parecer aun más interesante y atractivo. A su lado, me veía sin posibilidades de superarle.

-Aquí el café del señor. – Me dejó el café a mi lado, sobre la mesa.

-Muchas gracias. – Solté un suspiro. – Este libro es verdaderamente un tostón.

-A mí me lo dirás… Por cierto, he pasado por el despacho de Suzie y me ha dicho que quiere hablar contigo.

-¿Suzie quiere hablar conmigo? Qué extraño… ¿por qué? –Pregunté arqueando una ceja.

-No lo sé, no le he preguntado los motivos, evidentemente es cosa vuestra. –Se sentó delante de su ordenador y tomó un sorbo de su café.

-No me apetece hablar con ella… en absoluto. ¿Qué querrá?

-No tengo ni idea, pero no la hagas esperar mucho.

Descolgué el teléfono y marqué el número de su despacho. Antes de dirigirme hacia allí quería saber los motivos.

-¿Derek Bryant?

-¿Qué sucede?

-Me gustaría que vinieras a mi despacho ahora mismo, no sé por qué me llamas. –La voz de Suzie sonaba insistente.

-Sólo quería asegurarme…

-Ven de una vez, debo hablar contigo.

Colgó antes de que pudiera quejarme o sonsacarle algo más. Seguidamente, me levanté para ir hacia su despacho. Antes de que pudiera desaparecer Jan añadió unas palabras:

-Eres un testarudo.