domingo, 28 de octubre de 2012

Meh..

Llevo unos días sin subir relatos... a parte de tener falta de inspiración, tengo exámenes y toda la culpa es de saru ¡pronto es el salón del manga! Espero veros a algunos por allí eehh...

PD: Mañana tengo un examen de literatura castellana, me muero xD.

lunes, 22 de octubre de 2012

Parte 1, 2, 3, 4, 5, 6... AGAAASHDGAAA!

¡Lo sé, lo sé, lo sé, lo sé...! Debo continuar los relatos que tengo pendientes... ¡_¡ lo haré.

Fin del mundo [Parte 1]






Camino hacia la biblioteca de la ciudad. Prefiero estar allí, se respira tranquilidad. En casa, las paredes se me caen encima y mis padres me molestan mientras intento estudiar.

Con los cascos de la música puestos, escucho la canción Civilization del grupo Justice. El semáforo se pone en verde y puedo continuar mi rumbo. Algo me detiene, algo anormal. Siento mucho calor y un olor a quemado hace que me tape la boca y la nariz con una mano. Un coche pasa por delante de mí a toda velocidad, me aparto rápidamente y por suerte no me atropella. ¿Qué está pasando? Se supone que está en verde, puedo pasar. Me giro hacia la cola de coches. Una ola anaranjada se está acercando a ellos, una cosa calurosa y que quema, algo que provoca humo… lava. La lava inunda la carretera, provocando incendios y muertes en el acto. Me quito los cascos y embobada, miro perpleja todo lo que está ocurriendo: la gente grita del espanto, del dolor, salen de sus vehículos, corren, otros aceleran… y eso último me hace recordar que estoy en medio de un paso peatonal y los coches intentan huir de la lava. Empiezo a correr, sin pensarlo, hacia la dirección opuesta de donde se encuentra la lava ardiente.

¿A dónde puedo ir? ¿Qué está pasando? ¿Estarán bien los demás? ¿Qué hago?

Un conductor de un coche me ve, en la acera, corriendo y disminuyendo el paso a causa del cansancio. Frena exageradamente a mi lado, se asoma por la ventanilla del coche y grita:

-¡Sube, rápido!

Me quedo en estado de shock pero subo sin dudarlo. Mis padres siempre dicen que no suba a los coches de gente desconocida, ¿pero qué otra cosa puedo hacer al respecto? Correr hasta cansarme y morir quemada o subir al coche de un desconocido con el cual se va más rápido, aunque no sé a dónde me lleva…

Subo al asiento de atrás y él acelera antes de poder cerrar la puerta de un portazo.

-Muchísimas gracias, - digo casi sin aliento – me estaba cansando de tanto correr.

Me fijo que a su lado, en el asiento del copiloto, hay un chico joven que aparenta tener unos años más que yo.

-Tranquila, no teníamos intención de dejarte ahí. – Dice el chico mirándome con una sonrisa consoladora. - ¿A dónde vamos papá?

-No lo sé, lejos. La playa nos queda a una hora, será mejor ir hacia la montaña Quizás allí no llegue la lava. – Dice el hombre mayor, concentrado mientras conduce.

-Me llamo Ethan, siento que tengamos que conocernos en estas circunstancias. Mi padre se llama Kyle, con nosotros estarás segura, lo prometo. ¿Cómo te llamas tú?

-Dahlia. – Digo sin añadir nada más. Aunque a veces no lo parece, soy algo tímida.

-Es un bonito y sangriento nombre. – Suelta una risita que hace que me empiece a asustarme. – No te asustes, es sólo que me recuerda a la chica de un videojuego. Bueno, nos dirigimos hacia la montaña, ¿quieres hacer alguna llamada? Será mejor que compruebes que tu familia esté bien.

De repente me viene todo a la cabeza. Los nervios y el ataque de ansiedad al ver la lava me habían desconectado completamente del mundo. Saco el móvil de la mochila y con las manos temblosas, llamo a mi madre.

-No contesta. – No puedo evitar soltar una lágrima y cuando realmente me doy cuenta de que estoy llorando, me rindo y me dejo llevar por los sollozos.

-Eh, eh, eh… no llores bonita. Seguramente estarán bien, ¿por qué no pruebas en llamar a alguien más? Oye, no llores… oh vamos… me harás llorar a mí también.

Sin contestarle, marco el número de mi padre. Nada. Busco en mi agenda de contactos, ¿a quién puedo llamar? Me detengo al ver un nombre: Lucy.

-¿Lucy? Oh dios, ¿qué está pasando? Mis padres no contestan… ¿dónde estás?

-*Relájate, relájate un poco por favor… he visto la lava desde la ventana de casa. Estoy en un edificio, con muchísima gente. Dicen que nos calmemos pero todos sabemos que vamos a morir. ¿Dónde estás tú? La lava a inundar toda la ciudad. Estamos con la televisión puesta, está inundando a todo el mundo, a su tiempo, claro…*

-Estoy… - Veo Ethan que me observa mientras hablo. Quiero hablar con Lucy confiadamente, pero no puedo y lo hago educadamente. – Vi la lava mientras iba hacia la biblioteca, me puse a correr y un coche se paró a mi lado. Ahora mismo me encuentro en el coche de un hombre, con su hijo. Estoy bien, vamos a una montaña…

Me doy cuenta de que no estoy con toda la gente de la ciudad, al contrario, estoy alejándome de la ciudad con dos desconocidos.

-*Tus padres… yo estoy con mis padres. No veo a los tuyos. La lava entró en la ciudad por la avenida que hay al lado de tu casa…*

-Lo sé, yo estaba allí. Ninguno de los dos contesta, ¿qué crees que está pasando?

-*No tengo ni idea, me intriga mucho. Oye, tengo que colgar, un hombre nos está dando instrucciones. Mucha suerte, ¡te quiero ver viva!*

-Yo también. Suerte. – Las lágrimas volvieron de nuevo.

-¿Están bien? – Pregunta Ethan, intrigado al no poder oír la conversación.

-Mis padres no contestan pero acabo de hablar con mi amiga, Lucy. En la ciudad están concentrando a toda la gente en un edificio.

En el acto, Kyle encendió la radio para oír las noticias.

-Creo que es el fin del mundo, algún día tenía que llegar. – Dice Kyle muy seguro de sí mismo.

-Nosotros estábamos en el coche, nos dirigíamos hacia el centro. Por suerte, aun no habíamos entrado al centro y al ver la lava hemos salido de la ciudad. ¿Tú ibas hacia la biblioteca?

-Así es. – Ethan había seguido mi conversación con Lucy.

-Todas esas personas que se queden en la ciudad, morirán. No es por ser frío, es la verdad. La lava les quemará. Has tenido suerte de encontrarnos.

Me da rabia su comentario. La verdad duele.

-¿Cómo estás tan seguro? – Pregunto en un tono de molestia.

-No te enfades. No sé cómo explicártelo…

-O no debes explicárselo. – Le interrumpe Kyle.

-Al final acabará sabiéndolo. Debe saberlo, ¿o no? Vamos a mentirle durante… ¿siempre?

-Calla, la idea de llevárnosla ha sido tuya. Si te digo que debes callar, cree y no te quejes. La estás asustando.

Los dos discuten como si yo no estuviera delante, ¿qué es lo que debo saber?

sábado, 20 de octubre de 2012

Inalcanzable [Parte 1]

-Cariño, venga ¿los calcetines qué?

-Pero… no sé cuál va a cada pie.

Me quedé unos segundos en silencio y después, al ver su cara de preocupación, solté una corta carcajada.

-Oh, vamos, no tienen ningún orden. No son como los zapatos, puedes ponerte el calcetín en el pie que quieras. – Me agaché delante de ella y le puse los calcetines seguidamente de los zapatos, ya que tampoco se los sabía poner. – Venga, ve a la cocina, el desayuno está en la mesa.

Mi pequeña se levantó y salió por la puerta siguiendo mis órdenes. Yo, cogí su chaqueta y su mochila e hice lo mismo. Su padre estaba sentado a su lado, desayunando con ella. Al verme, se levantó y me dio un pequeño beso en los labios.

-Tengo que irme ya, cielo.

-¿Ya? Oye, hoy no puedo llevarla, tengo que abrir el café.

-Pues yo tengo que irme ya… Hoy entro más pronto y saldré más pronto también.

-Entonces, ¿hoy podemos ir a cenar por ahí? – Dije con entusiasmo. Me apetecía una noche con mi marido, a solas.

-Seguramente sí pero ya lo hablaremos más tarde. – Dijo guiñándome un ojo.

-Está bien… - aunque yo ya estaba planeándolo todo para esa misma noche – Toma.

Le di la chaqueta y la mochila y me puse a hacerle el desayuno para más tarde mientras me dirigía a mi hija.

-Elaine, cariño, coge el cruasán y comételo por el camino. Hoy te lleva papá y papá tiene prisa.

Brendon le estaba poniendo la chaqueta y la mochila mientras le hablaba. Tan pronto terminé de hacer el bocadillo, se lo puse en la mochila y le di un besito en la mejilla.

-Adiós cielo. – Brendon volvió a besarme, esta vez con un poco más de pasión.

-Adiós. – Dijo Elaine sonriente.