domingo, 27 de enero de 2013

Saciar



-Necesitaba saciar mi hobby, mi mejor habilidad, ¿de qué sirve saber hacer algo muy bien si no lo utilizas para nada? Pues eso, para nada. Al igual que un pintor necesita pintar y que un detective necesita resolver casos.

Kedey arqueó una ceja, dudo de si le estaba insultando indirectamente. No creía ni una sola palabra de esa mujer, ni en un futuro lo haría. Sabía que la señorita no cambiaría su forma de ser a pesar de saber que lo que hacía era malo, muy malo y que afectaba a más personas relacionadas con las víctimas.

-No se lo tome a mal, señor Kedey. Sé que no saldré de aquí hasta que no pasen unos cuantos años, pero piensa: cuando saldré toda mi sed se habrá acumulado y mataré a todas esas personas de las cuales habré ideado un plan para que sean asesinadas por mis propias manos. ¿No cree que asesinar debería ser un arte? Es necesaria una gran sabiduría para hacerlo, una amplia planificación al detalle. La gente debería sentirse halagada por ser odiada.

-Está usted completamente loca. Voy a apuntar en su informe que necesita sesiones de nuestro psiquiátrico.

Kedey cogió el informe y lo releyó de nuevo por encima. Levantó la vista unos segundos y le lanzó una mirada a uno de los guardias encargados de vigilar y de estar presentes como testigos. Parecía nervioso, Kedey podía notar el miedo que le tenía a la asesina. Volvió a prestar toda su atención al papel y añadió unas cuatro frases escritas a mano.

-No servirá de nada, lo sabe. Voy a matar a quien sea esa persona también si impide que continúe con mi pasión.

-Agradecería, señorita, que pusiera un poco de su parte y le tuviera un poco de respeto. Solo querrá ayudarle. Es su trabajo, su obligación.

-Señor Kedey. – Se oyó una voz a través de un altavoz.

El detective general del distrito y el jefe de policía del caso estaban escuchando el interrogatorio a través de unos micros desde otra sala. No se atrevían a entrar en esa habitación. Kedey en cambio, no le tenía miedo.

Continuó hablando el detective general.

-El señor Phylis y yo hemos tomado una decisión. No es necesario que continúe el interrogatorio ni que añada más anotaciones al informe. Que sea ejecutada.

-¡¿Ejecutada?! – Ella se rió descaradamente, su risa resonaba en toda la habitación llena de silencio.

-Llévensela. – Ordenó Kedey.

Cinco guardias se la llevaron a la fuerza. Ella no pudo oponerse ni lo más mínimo, sólo podía hablar.

-No os libraréis de esta. Volveré aunque esté muerta. Volveré… ¡porque me llamo Dahlia Hawthorne!

9 comentarios:

  1. Es duro y cruel, pero tu estilo de escribir lo suaviza. Me gusta, está muy bien ^^

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    1. ¡Gracias! No es muy comprensible para una persona que no ha jugado a Phoenix Wright pero bueno, solo le falta ese punto ^^

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  2. Hmmmm.... Me empieza a gustar Dahlia... Parece ser que está casi tan loca como yo ^^

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  3. jaja que guay, no està mal nada mal, podrías dedicarte a escribir los últimos días de todos los ejecutados de Ace Attorney.

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  4. Mira que me lo veía venir... ¿Sádica? ¿Asesinar un arte? Solo se me ocurre una persona y, como no... ¡es ella! Mi querida amiga, mi mas devota compañera mi... bah, la odio a muerte y yo si que iba a disfrutar matándola. Siguiendo comentando el relato... ahí, casi casi he llegado a pensar que me plasmabas a mi un poco, porque tú no sabes esa pequeña parte de mi que desea matar a una o dos personas... aunque soy más de torturar que de asesinar en si :)

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    1. Jopeee... miedo me das. No puedo imaginarte con esa personalidad, tú no eres así, tú no matarías ni a una mosca .__. eres demasiado inocente... noo...

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    2. Hay una frase que siempre me ha gustado, y es que "Contra más grande es la luz, más oscura es su sombra" aunque tranquila, que es una parte muy muy escondida, dormida, casi inexistente, solo un pensamiento de vez en cuando ^^

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